Construido durante el Virreinato, entre los años de 1743 y 1751, el acueducto de Guadalupe busco dar el vital liquido a la sedienta Villa de Guadalupe, trayendo agua desde los manantiales de Azcapotzalco y Tlalnepatla. Este se conectaba con otros sistemas, como el de Chapultepec y el de Santa Fe y distribuía agua a la actual basílica de Guadalupe, donde se encontraba una fuente para saciar la sed de los peregrinos. Si la memoria no me falla el acueducto de Guadalupe, junto con el de Chapultepec son los únicos reductos de esta índole que quedan en toda la ciudad, me refiero a acueductos elevados, aunque en Rio Churubusco hay una que otra columna que marca el paso del extinto canal natural entubado hace muchos años. Este lugar es ideal para recorrerlo en la bici, así que les sugiero que un fin de semana se den una vuelta y lo recorran.
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